Conducimos
con un sinfín de malos hábitos que acaban por dañar el coche. Arreglarlo supone
dinero, pero modificar estas conductas sale totalmente gratis.
1. Retrasar el mantenimiento
2. No hacer caso a las luces de advertencia del tablero
3. No limpiar el coche
4. Realizar una conducción agresiva
5. Conducir demasiado tranquilo
6. Arrancar el coche como si no hubiera mañana
7. Abusar del embrague...y apoyarse en la palanca del
cambio
8. Utilizar los frenos demasiado… o no hacerlo
9. Mover la dirección con el coche parado
10. Conducir con el coche en reserva
Las cosas
(y las parejas) te durarán más si las cuidas y las tratas bien. Y los coches no
son la excepción que confirma la regla, ni mucho menos. Puede que tener el
coche descuidado, o no prestar atención a cómo funcionan determinados
componentes pueda parecer un asunto trivial, pero en absoluto lo es. Algo que
parece inofensivo puede convertirse, con el paso del tiempo, en un verdadero
problema.
No nos
referimos solamente a que estas conductas que te vamos a desglosar a
continuación supongan un
gasto del coche y que pierdas dinero, que
también. Muchos de estos hábitos pueden llegar a afectar a sistemas y, a la
larga, poner en peligro tu propia
seguridad. Conocerlos es el primer paso para saber cómo
corregirlos. Así que ya sabes, lee y deja de hacer estos
diez hábitos
nocivos si quieres que tu coche te dure más:
1. Retrasar el mantenimiento
En nuestra
guía de mantenimiento de coche ya te lo contamos. Puede que duela gastar dinero en el taller, pero el
mantenimiento de tu coche es vital para su longevidad. El mantenimiento regular
incluye el cambio de
aceite y los
filtros, así como los líquidos. Cada fabricante del vehículo especifica una
rutina de mantenimiento diferente, que puedes encontrar en el manual del
propietario.
Conducir con neumáticos gastados o
con mala presión
Hemos
separado a los neumáticos porque merecen una atención especial. Forman parte
del
triángulo de seguridad del coche y son claves ya que es el único punto del coche que tiene
contacto directo con el suelo. Por eso no debes arriesgarte a circular con
neumáticos gastados. Si revienta un neumático mientras conduces puedes perder
el control de su vehículo y tener un accidente grave. Y si conduce un vehículo
con llantas lisas en la lluvia, el riesgo de
aquaplaning se multiplica. Sí, son caros (sobre todo si
tienes un SUV o tu coche monta llantas muy grandes), pero cuesta menos que un
coche… o una vida.
De acuerdo,
quizá nos hemos puesto algo catastrofistas, pero no escatimes en neumáticos. Ni
en mirar la
presión. Este
hábito apenas cuesta cinco minutos y con la presión correcta te durarán
más (no se gastarán de forma irregular, ni se deterioran antes de lo previsto y
el coche gastará menos combustible).
2. No hacer caso a las luces de
advertencia del tablero
Cuando un
indicador se enciende en el tablero de instrumentos, es importante abordar el
problema de inmediato. Si no sabes lo que significa la luz, compruebe el manual
del propietario o llama a tu mecánico. Algunas luces de advertencia del
salpicadero pueden alertarle a algunos problemas muy graves, como una fuga de
refrigerante, que pueden hacer que el motor se sobrecaliente. Una reparación
preventiva a menudo evita que el problema vaya a mayores.
3. Pasar de limpiar el coche
Sin el
cuidado y la atención apropiados, incluso la mejor pintura se volverá pálida y
descolorida por la acción de contaminantes industriales y del tráfico o la
lluvia ácida. Hace tiempo te dimos todos los pasos necesarios para
lavar bien el coche.Y ojo, aunque los muy puristas siempre te
recomendarán lavarlo a mano, normalmente en ese lavado se gasta menos agua que
en los autolavados… lo que acaba llenando el agua de suciedad y
provocando un sinfín de arañazos minúsculos. Ojo, decimos autovalado y no las estaciones
de lavado de grandes rodillos…
Un par de
trucos más. Si te encuentras
obras en la carretera, circular despacio y
lo más alejado posible del vehículo precedente. El alquitrán sale realmente mal
de la carrocería. Al llegar del viaje, procura limpiar el coche cuánto antes.
También convienen tener un
interior limpio y, los más
atrevidos pueden atreverse con una
limpieza del
motor.
4. Realizar una conducción agresiva
Dar acelerones
no ayuda a ganar tiempo y tiene efectos negativos sobre tu coche. Se consume
más, se calienta en exceso el motor y los neumáticos se desgastan. Este tipo de
conducción no acabará con tu coche inmediatamente, pero hará que el motor, la
transmisión y el sistema de frenos se deterioren mucho más rápidamente de lo
previsto. Los coches que han sido abusados tendrán fugas de
líquido prematuras, juntas rotas y otros problemas mecánicos. Y ni
hablar de arrancar haciendo patinar las ruedas motrices. Es un gasto inútil
de gasolina y de ruedas, además de que daña innecesariamente la
transmisión, el embrague, la caja de cambios y el diferencial.
Evita
también conducir con el motor a muchas revoluciones. Aumenta el consumo
y puede provocar sobrerrégimen (pasar de vueltas al motor). Esto implica una
reparación muy costosa. Esta conducción también castiga el embrague, la
transmisión y la caja de cambios.
En nuestros
consejos para
cuidar un motor con turbo ya te indicábamos que se trata de mecánicas que requieren especial
atención. Vigila su engrase y el nivel de aceite. No acelere con brusquedad, ni
busques la máxima potencia con el motor en frío. Tras un viaje largo, déjelo
unos minutos al ralentí para que el circuito de aceite refrigere el eje del
turbo.
5. Conducir demasiado tranquilo
Hoy en día,
los avances han hecho que podamos disfrutar de coches potentes con un elevado
par motor. Debido a ello, es habitual viajar en marchas largas a muy pocas
revoluciones… pensando en
ahorrar
combustible. Pero a
conducción eficiente puede dañar el coche si no la realizas de forma adecuada.
Por
ejemplo, subir un puerto a bajas revoluciones en quinta o sexta puede resultar
más perjudicial para el motor que el exceso de revoluciones. EL motivo es que
la mecánica trabaja sin vueltas suficientes para llegar a su par máximo, donde
se da la mejor
relación consumo-potencia. Como te explicamos en cómo
conducir de forma eficiente son dañar el coche, puede traer problemas graves y costosos: como
daños en el cigüeñal, las bielas, los cojinetes de biela y la bancada.
En el caso
de los coches diésel esta conducción lenta puede afectar a la
válvula EGR,
que acumula más carbonilla y reduce su vida útil a la mitad, o el
filtro de partículas
(de ahí que el
mantenimiento de coches diésel sea más alto). Los motores de gasolina tampoco son la panacea para
esto, pues yendo muy despacio se daña el
catalizador (que se convierte
en un depósito de carbón)…
Además,
cada vez es más común que monten
turbo, una pieza
fantástica… pero delicada (sobre todo si no se enfría convenientemente tras un
viaje largo), para que el sistema de refrigeración y la propia circulación de
aceite enfríen el turbo, lo que reduce el riesgo de avería en más de un 90%.
6. Arrancar el coche como si no
hubiera mañana
Cuando
arrancas el coche por las mañanas, sobre todo en invierno, calentar el motor
con fuertes acelerones es una mala idea. El aceite y los componentes aún no han
alcanzado la temperatura ideal… y al estar menos protegidos acelerarán el
desgaste en el motor del vehículo.
7. Abusar del embrague..y apoyarse
en la palanca del cambio
El embrague
es uno de los elementos más castigados del automóvil. Como funciona por
fricción, sufre desgaste cada vez que se pisa. Por eso no hay que apoyar el
pies en él sin necesidad (se produce un sobreesfuerzo que afecta al disco y a
todas las piezas que actúan sobre él).
Otra mala
costumbre es utilizar la
palanca de cambios como apoyabrazos. Sin
saberlo, estás presionando los mecanismos internos del cambio, lo que desgasta
y provoca holguras en sincronizadores, rodamientos… A largo plazo se traduce en
vibraciones y que el engranaje de las marchas sea más impreciso. Ya sabes, usa
la palanca solamente para cambiar de marcha… y mejor hazlo con suavidad. Y en
cambios automáticos, nunca intentes arrancar empujándolo (utiliza las
pinzas), ni circules en punto muerto. Solamente conseguirás
estropearlo.
8. Utilizar los frenos demasiado… o
no hacerlo
Pisar el
pedal del freno demasiado tiempo puede acelerar el desgaste de los discos y
pastillas, deformar los discos, que se creen vibraciones en el volante al
frenar y deteriorar el líquido de frenos, haciendo que el sistema de frenos sea
menos resistencia a la fatiga. Como te contábamos en nuestros consejos
para
subir y bajar puertos de montaña, utiliza el freno motor bajando de marcha. Así conservarás los frenos y
podrás controlar mejor el coche. Y, por último, no apures demasiado las
pastillas y zapatas..cambiarlas en mucho más barato que renovar el conjunto de
discos y tambores. Si quieras ahondar en el tema, puedes leer nuestros
trucos para mantener los frenos en buen estado.
Si en
cuestas pronunciadas a veces abusamos demasiado de los frenos, a la hora de
enfrentarnos a un badén muchas veces no lo hacemos. Cierto es que
nuestros queridos alcaldes le han cogido gusto a colocar demasiados (solamente
pueden rivalizar con las rotondas), pero hay que frenar al encontrarnos con
uno. Si no lo haces, corres el riesgo de reventar una llanta, o provocar
problemas en los puntos de anclaje de la suspensión.
9. Mover la dirección con el coche
parado
Evita
manipular la dirección con el coche parado. Piensa en que, como poco, sobre
neumáticos, ruedas y suspensión hay una tonelada de peso… las gomas pueden
deformarse y las suspensiones desequilibrarse, con rodamientos dañados. Además,
puedes desgastar la cremallera de la dirección, con lo que la conducción
sufrirá holguras. Cierto es que ahora la gran mayoría de los coches cuentan con
dirección asistida, en los que este problema no es tan grave… pero en
ellos no deberías nunca girar el volante hasta el límite. Si lo haces fuerzas
el mecanismo (la bomba de la dirección pica en vacío) y se estropeará antes.
Llegados a este punto, no podemos pasar por alto a quienes suben bordillos
con el coche para aparcar. A veces es inevitable (todos lo hacemos). Procura
subir por la zona baja y despacio, pues puedes deteriorar los reglajes de
suspensión y acabar desequilibrando llantas y neumáticos, ocasionando vibraciones
en el volante. Y a la hora de aparcar, si los neumáticos no tocan el bordillo,
mejor. Esos “pellizcos” contra el hormigón desgastan mucho las gomas y es más
fácil que se produzcan reventones, además de dañar los rodamientos.
10. Conducir con el coche en
reserva
Sí, tu
coche es capaz de moverse con menos de cinco litros de combustible en el
depósito, pero no le gusta nada a la bomba de combustible. Este elemento (en
automóviles con inyección electrónica) está sumergido en el tanque, por lo que
debe habar combustible suficiente para garantizar la lubricación y el
enfriamiento de la bomba. Así que procura que el coche no circule en reserva,
ya que la bomba puede quedar desprotegida.