viernes, 16 de enero de 2015

HÁBITOS SALUDABLES

Trasladamos una serie de consejos y pautas saludables de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO);

1. No cambies tus hábitos de alimentación y ejercicio habituales. No debes saltarte ninguna toma y mantener una regularidad horaria en las mismas. Reserva los “excesos” para las fechas más señaladas.
2. ¡Muévete! Con treinta minutos más de ejercicio físico diario podemos compensar las calorías extras de las comidas navideñas.
3. Controla el alcohol que tomas ya que aporta calorías vacías.
4. Planifica el menú. Si el plato principal es muy graso (ej. cordero) se deberán preparar entrantes ligeros (ej. vegetales).
5. Planifica la compra para evitar las sobras.
6. No dejes de tomar fruta. Puedes preparar como postre y/o sobremesa bandejas con frutas tropicales o entrantes como ensaladas o
brochetas de fruta.
7. Mientras cocinas evita los picoteos.
8. Sustituye las salsas industriales (muy grasas) por salsas caseras a base de hortalizas, hierbas aromáticas, jugo de limón, yogur desnatado y vinagretas.
9. Elabore postres caseros reduciendo el contenido de azúcar (se puede sustituir con edulcorantes) y grasas.
10. “De todo, pero poco”. Si quieres comer de todo lo que hay en la mesa, sírvete en un plato pequeño cantidades de todo lo seleccionado y no repitas.

¿Y para el 2015?
Nada como una alimentación saludable bien planificada para encontrar el equilibrio metabólico y, también en buena medida, el psicológico. En cualquier caso, el inicio del nuevo año es siempre un buen momento –tanto como cualquier otro – para adoptar, una serie de sencillas medidas, que pasan por adherirse a algún tipo de actividad física programada (gimnasio, clubes deportivos, etc.), incrementar el consumo de fruta y de verdura, incluso entre las comidas principales; se debería evitar tanto los periodos de ayuno prolongados (hacer cinco comidas a lo largo del día, en lugar de tres) como el picoteo, entendido como el consumo de aperitivos y
“snacks” con alto contenido calórico y deficientes desde el punto de vista nutricional; incrementar el consumo de pescado blanco y de carnes magras (poco grasas, como el pollo o el conejo), aderezados preferiblemente sin salsas; reducir algo el tamaño de las raciones (para ello, puede resultar psicológicamente favorable utilizar platos más pequeños; de postre, por ejemplo); beber abundante agua a lo largo del día, en detrimento de las bebidas alcohólicas, azucaradas y/o gaseosas.

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